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Zorros plateados: el hedonismo veterano y el ‘sex appeal’ ya no son cotos privados de la juventud

Fuente: PORT BY EL PERIODICO

Los llamados ‘silver foxes’ son hombres maduros con pelo blanco o encanecido, elegantes, sibaritas y con un estatus económico, cuanto menos estable. Envejecen mejor que el buen brandy y exhiben una alegría de vivir que hasta ahora solo estaba permitida a los menores de 40.

No sé si se han dado cuenta pero envejecer está de moda. Ser mayor ya no es sinónimo de decrepitud física, mental y sexual. Al menos no en los 60, 70 ni (con suerte) 80. De los 50 ni hablamos, porque son los nuevos 40. Cuidándose un poco, uno puede llegar a esas edades, si no como un chaval, si como un hombre maduro y atractivo. A los 65 todavía se puede subir el Everest, hacerse el primer tatuaje, mantener relaciones sexuales frecuentes, con o sin pareja, (en EEUU las Enfermedades de Transmisión Sexual están creciendo en el grupo de los jubilados) y hasta iniciar una carrera de modelo. El pelo es importante; y, si uno es afortunado y conserva su masa capilar, blanqueada ya por los años, lo que debe hacer es huir de los tintes (Trump style), exhibirla con orgullo y entrar en el prestigioso club de los silver foxes (zorros plateados) o grey foxes, según a qué fuente se recurra. El origen de esta definición no está claro, pero sí que los medios lifestyle de todo el mundo cada vez la usan más. Incluso hay un blog llamado greyfoxblog.com, y agencias, como la australiana Silver Fox MGMT Group, especializadas en el sex appeal veterano. Un vistazo a sus modelos de ambos sexos, con sus cabelleras blancas, y a uno le entran ganas de envejecer y echarse unas canas al aire.

Los grey o silver foxes son hombres que, debido a su edad, han alcanzado una posición social y económica confortable y se plantean encarar la madurez y vejez con estilo, serenidad, humor y picardía. Aunque la mayoría calza zapatos caros de piel, a menudo hechos a medida, su actitud es la de ir por la vida en zapatillas. Se preocupan por la moda y por su vestimenta, pero sin obsesionarse; les gustan los objetos bellos, pero no necesariamente caros; casi nunca faltan a las citas culturales de su localidad, puesto que el arte es el mejor sustituto para la pérdida de la belleza física, y disfrutan por igual de la soledad y la compañía.

Esta especie que, generalmente tiene como hábitat las grandes ciudades, cuenta con dos variedades: la silver fox (zorro plateado), que exhibe una cabellera totalmente blanca y la salt & pepper fox (zorro sal y pimienta), en la que el pelo puede tener matices oscuros, ya que corresponde a los machos que empiezan a encanecer lentamente. En el primer grupo, Richard Gere (70 años) fue uno de los socios fundadores, cuando mutó de sex simbol a maduro interesante, pero la manada no ha hecho más que agrandarse con George Clooney (58), el periodista y escritor norteamericano, Anderson Cooper (52), Harrison Ford (77), John Slattery (57), Pierce Brosnan (66) o José Coronado (62). Entre los ‘jóvenes cachorros’, con el pelo en toda la variedad de los grises, la lista incluiría a Barack Obama (58), Daniel Day-Lewis (62), Hugh Grant (59), Patric Dempsey (53) o Jeffrey Dean Morgan (53) entre otros.

El guapísimo Aiden Shaw (53), empezó su carrera de modelo a los 40 años, cuando su pelo ya estaba casi blanco. Antes, este londinense había sido escritor, profesor de inglés y actor porno, con esa clase con la que los ingleses saben conjugar las actividades más dispares. A día de hoy es un icono gay, además de ejemplo claro de la fuerza que están adquiriendo los grey foxes en el mundo de la moda.

Shaw ha creado escuela y ya le siguen caras como Miles Better, con su barba blanca (que supone un plus) y su look de lobo de mar; Laurence Nicotra, con sus ojos de aguamarina o Michel Justin, con su poderosa tableta de chocolate.

hedonismo veterano en tendencia

Hedonismo veterano

A primera vista, uno puede pensar que la industria de la moda, que es la que debe abastecer a los grey foxes de todo tipo de accesorios y complementos, ha abandonado últimamente a la juventud para mimar a un mercado, el de los seniors, con mucho más poder adquisitivo. Sin embargo, según explica Pedro Mansilla Viedma, sociólogo, periodista y experto en moda, que imparte clases en el Centro Superior de Diseño y Moda de Madrid, además de en otros lugares, “más que de un cambio de actitud yo lo calificaría de una vuelta a los orígenes. Durante algún tiempo la moda vivió un idilio con la juventud, coincidiendo con los años 60 y 70 del pasado siglo, llenos de reivindicaciones y rebeldía, en los que este sector de la sociedad ocupó también su lugar en la toma de decisiones y tuvo poder adquisitivo. Hoy los jóvenes malviven con sus precarios salarios y su incierto futuro, y no les quedan energías para nada más que la supervivencia.

Esta especie que, generalmente tiene como hábitat las grandes ciudades, cuenta con dos variedades: la silver fox (zorro plateado), que exhibe una cabellera totalmente blanca y la salt & pepper fox (zorro sal y pimienta), en la que el pelo puede tener matices oscuros, ya que corresponde a los machos que empiezan a encanecer lentamente. En el primer grupo, Richard Gere (70 años) fue uno de los socios fundadores, cuando mutó de sex simbol a maduro interesante, pero la manada no ha hecho más que agrandarse con George Clooney (58), el periodista y escritor norteamericano, Anderson Cooper (52), Harrison Ford (77), John Slattery (57), Pierce Brosnan (66) o José Coronado (62). Entre los ‘jóvenes cachorros’, con el pelo en toda la variedad de los grises, la lista incluiría a Barack Obama (58), Daniel Day-Lewis (62), Hugh Grant (59), Patric Dempsey (53) o Jeffrey Dean Morgan (53) entre otros.

El guapísimo Aiden Shaw (53), empezó su carrera de modelo a los 40 años, cuando su pelo ya estaba casi blanco. Antes, este londinense había sido escritor, profesor de inglés y actor porno, con esa clase con la que los ingleses saben conjugar las actividades más dispares. A día de hoy es un icono gay, además de ejemplo claro de la fuerza que están adquiriendo los grey foxes en el mundo de la moda.

Shaw ha creado escuela y ya le siguen caras como Miles Better, con su barba blanca (que supone un plus) y su look de lobo de mar; Laurence Nicotra, con sus ojos de aguamarina o Michel Justin, con su poderosa tableta de chocolate.

Hedonismo veterano

A primera vista, uno puede pensar que la industria de la moda, que es la que debe abastecer a los grey foxes de todo tipo de accesorios y complementos, ha abandonado últimamente a la juventud para mimar a un mercado, el de los seniors, con mucho más poder adquisitivo. Sin embargo, según explica Pedro Mansilla Viedma, sociólogo, periodista y experto en moda, que imparte clases en el Centro Superior de Diseño y Moda de Madrid, además de en otros lugares, “más que de un cambio de actitud yo lo calificaría de una vuelta a los orígenes. Durante algún tiempo la moda vivió un idilio con la juventud, coincidiendo con los años 60 y 70 del pasado siglo, llenos de reivindicaciones y rebeldía, en los que este sector de la sociedad ocupó también su lugar en la toma de decisiones y tuvo poder adquisitivo. Hoy los jóvenes malviven con sus precarios salarios y su incierto futuro, y no les quedan energías para nada más que la supervivencia.

Por lo tanto, el hedonismo, antes propio de edades tempranas, lo han monopolizado ahora los jubilados, los maduros que ya no tienen que trabajar y que todavía cuentan con una pensión decente (algo que no está asegurado para las generaciones venideras). Este sentimiento de ‘fin de mundo’ que sobrevuela nuestras cabezas es también el culpable de cierta filosofía tipo “para lo que me queda en el convento, me cago dentro”; y si antes los mayores ahorraban para sus hijos o nietos, ahora se plantean, además, disfrutar de la vida y permitirse esos sueños que siempre le rondaron tímidamente”.

Si antes cumplir los 65 era sinónimo del fin de la etapa laboral y, por lo tanto, de vejez (mucha gente hasta lo ocultaba); ahora la fantasía erótica de todo trabajador que se acerca a los 50 es el de la jubilación anticipada. Las canas, señas de identidad de los silver foxes, han pasado de ser el primer síntoma de envejecimiento que había que tapar a toda costa, a denominación de origen de la que hay que enorgullecerse. Y no solo entre los hombres, las mujeres también se han apuntado a esta tendencia y cada vez hay más detractoras del tinte, aunque la traducción del término grey fox al femenino quede un tanto grosera.

“El cabello blanco viene pisando fuerte, tanto que se ve en la alfombra roja. Podríamos decir que es el nuevo look del siglo XXI”, señala Elías Pedrosa, peluquero y director creativo de Oculto Hair Club (www.grupocuto.com), en Madrid. “Antes buscábamos cubrir la cana para rejuvenecer y ahora damos luz y potenciamos el pelo blanco con efectos naturales, tendencia que se ha denominado go to grey (ir al gris). Conseguir un cabello blanco por medio del tinte (algunas jóvenes lo piden) es casi imposible e incluso, si es natural, hay que cuidarlo para que no amarillee o se vuelva opaco. Y, por supuesto, hay que tener especial atención en el corte, sino puede producir sensación de dejadez o deterioro y conseguir el efecto contrario al que buscamos”.

Influencers con bastón

Los grey foxes son tan numerosos y están tan bien organizados que cuentan ya con sus blogs. El más interesante y competo es www.greyfoxblog.com, firmado por el inglés David Evans, que hace de anfitrión para adentrar al público en un mundo de gusto y clase. Algunas de sus máximas son: no a los retoques cosméticos (se trata de envejecer con dignidad), no al tabaco y no a los productos que no sean éticos, que hayan sido fabricados por esclavos en algún rincón de Asia.

Un vistazo a los accesorios y complementos que salen en el blog: gafas hechas a mano, pañuelos de seda natural, maletines de piel de cabra, relojes suizos o zapatos fabricados a medida; podría hacernos pensar que el estilo requiere cuentas bancarias de más de seis ceros; pero enseguida Evans nos dice que no todo es dinero y que, más que llenar nuestros armarios de ítems baratos, deberíamos comprar menos pero mejor. Sobre todo hay que fijarse en que la ropa sea de la talla correcta (ni grande ni pequeña) y evitar vestirse como un adolescente, subraya. “La edad es un privilegio, no una amenaza, trabaja con ella no contra ella”, aconseja el bueno de Evans, todo un gentelman.

De hecho, más que de copiar determinadas prendas, se trata más bien de seguir ciertos idearios estéticos, sugeridos en el blog: la expedición de Robert Falcon Scott al Polo Sur en 1912 –jerséis de lana, gorros, parkas, cuellos astronauta–; el look Ivy League, que se originó en los campus estadounidenses a finales de los años 50, y que se traduce en prendas sencillas pero distinguidas, que inspiran a marcas como Polo Ralph Lauren o Vineyard Vines o los, como no, iconos masculinos del Hollywood dorado. Actores como Cary Grant, Gary Cooper, Marlon Brando o Gene Kelly, capaces de convertir una simple gabardina o unos pantalones anchos en una obra de arte. Los grey foxes viven un idilio con los calcetines de colores, coquetean con el vintage y los fines de semana se decantan por el estilo deportivo o marinero, este último en su versión lobo de mar o capitán Ahab, el mítico personaje de Melville, siempre en busca de la gran ballena blanca.

Ser elegante o tener estilo es una seña de identidad imprescindible para el grey fox. “Desgraciadamente, la experiencia, paciencia o serenidad de la edad no se valora. Si un hombre mayor empieza a hablar ya saldrá alguien diciendo ‘ya está el vejete dando la chapa’; sin embrago, la frivolidad o el hedonismo (de la moda o el estilo de vida) son los que pueden convertir a un anciano en un influencer”, señala Pedro Mansilla Viedma.

Al mismo tiempo, las mujeres empiezan a interesarse por los mayores y ya se escriben consejos y decálogos para la caza del zorro. El grey fox ofrece innumerables ventajas sobre el toy boy: tiene un buen estatus, casa y los años y la experiencia le han hecho un experto en artes amatorias (él ya ha pasado por todas las sombras de grey, hasta llegar al white). ¿Alguien da más?